Como sociedad, tendemos a ver el envejecimiento como una etapa separada en vez de una extensión de la misma vida. Personas que han tenido vidas ricas y experiencias excepcionales, quedan a veces relegadas a espacios aislados para gente mayor. Existe un beneficio claro, económico y social, para las comunidades que se estructuran y promueven modelos intergeneracionales.
Hablamos por ejemplo de habilitar espacios para todos los públicos, desde el transporte hasta la arquitectura urbana, o promover el envejecimiento en el propio hogar, entre otras opciones. Sin embargo, fomentar la interacción intergeneracional es quizás el aspecto más clave. Hablamos de la comunicación entre las generaciones. Las generaciones más jóvenes se pueden beneficiar mucho de la experiencia de las generaciones más mayores, y viceversa.
Además, estas premisas son válidas tanto para modelos de comunidad como para entornos productivos. Un ejemplo concreto, del potencial de estos modelos, se visualiza en las palabras de Paul Irving, presidente del Centro para el Futuro del Envejecimiento, dentro del Instituto Milken en California. Palabras recogidas en un artículo de el portal FastCompany. Irving menciona que si debe dar un consejo a un emprendedor de como construir su fuerza de trabajo, no le dirá que contratara dos ingenieros recién graduados de Stanford, ni tampoco dos perfiles experimentados de 65 años provenientes de la industria aeroespacial. Irving aconseja contratar uno de cada, uno aportará la creatividad y la capacidad de asumir riesgos, el otro trae la experiencia y la capacidad de ver a través de los sectores.
Grandes empresas como BMW, en previsión al aumento de la edad media de su fuerza de trabajo, decidieron evaluar cómo incorporar sus trabajadores más mayores en todos los aspectos de su producción. En este sentido, BMW escogió una línea de producción para implantar el “Proyecto 2017”. Inicialmente los trabajadores más jóvenes mostraron reticencias y miedos a una posible bajada de producción. Durante el proyecto se tuvieron que considerar unas 70 modificaciones en los procesos, tales como introducir jornadas parciales o zapatillas especiales para reducir el dolor por estar de pie. En total, estas modificaciones implicaron una inversión adicional de poco más de 20,000€ a cambio de una subida de productividad del 7%. En contra de las preocupaciones de los más jóvenes, el integrar una fuerza de trabajo de edad más avanzada, benefició a todas las partes.
Las tasas de longevidad que tenemos hoy en día son un éxito social
Las tasas de longevidad que tenemos hoy en día, en nuestras sociedades, son un éxito social y nos aportan un nuevo escenario. Más allá de los restos y la necesidad de adaptación que genera este nuevo paradigma, también debemos saber ver las enormes oportunidades que genera en distintos ámbitos. Como cita el título de un artículo recientemente publicado «Aprovechar el talento sénior, es una cuestión de supervivencia».
Existen claros indicios de que el aumento de la longevidad será un proceso continuo y asociado a un retraso del envejecimiento biológico. Dicho de otra forma y en palabras de María Blanco (Directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas), «Si ahora vivimos más es porque vivimos mejor y más sanos durante más tiempo».
Las definiciones y límites de edad convencionales ya no son aplicables, por lo que es necesario un replanteamiento de estas. Debemos entender, como sociedad, la diferencia entre años vividos y vejez, saber sacar provecho de toda la riqueza que aportan los años y romper con estereotipos que han dejado de ser válidos.